di Patricia Elena Albertali
(adaptación idiomática)
El alma de algunas ciudades brilla de tanta generosidad que conoce solo temporáneas zonas de oscuridad. Ferrara, espléndida criatura anfibia que ha perdido desde hace tiempo la apariencia de una sirena, mas no la memoria acuática que le dejara el ya lejano padre Po, es una de ellas: con discreción reversa paradigmas de belleza a través de calles medievales y adiciones renacentistas, y en aquellos lugares donde se adivinan jardines de las delicias, detrás de muros de ladrillos, parece escucharse todavía el eco de los perros del duque Borso d’Este regresando de la caza.Persiguiendo así el genius loci de la ciudad, sucede de encontrarse detrás de la Catedral a explorar las callejuelas del gueto en el cual, antes del ultimo conflicto, una comunidad rica y bien integrada había contribuido a estructurar, paralelamente al trabajo de los scalchi estensi el saber gastronómico de Ferrara. En la planta baja de un edificio de viviendas con vistas a via Vittoria, esta la entrada a la Osteria del Ghetto: tras el desconcierto inicial de una sala llena de mesas, pero vacía de gente, una señal advierte que el restaurante esta arriba. Una breve escalera interna nos conduce a dos amplias salas acogedoras y funcionales que hablan de un ambiente familiar. Inmediatamente a la derecha se encuentra la cocina donde, llegando con buen anticipo en relación a la mayor parte de los clientes, es posible sorprender un joven chef sonriente a la espera de las ordenes recogidas por la vestal del lugar, la señora Laura.
El menú sigue las estaciones del año pero se mantiene fiel a dos principios: la atención por los productos del territorio y la frescura de los ingredientes.
En invierno se puede saborear una ensalada de alcachofas que es contemporaneamente un himno al sabor y a la habilidad de la preparación, la pasta fresca, hecha en casa, delicia el paladar y vale la pena dejarse seducir, mas de una vez, por la inesperada riqueza que ofrecen los cappellacci di calabaza con mantequilla y salvia. Cremosos tortelli de radicchio al gorgonzola y nueces en el invierno o primaveriles tortelli con esparragos, jamon y almendras, gnochetti con queso añejo y sopa de frijoles con maltagliati. Todo conspira para satisfacer al gourmet desde los primeros platos. Pero seria un pecado, porque son los segundos platos los que mejor revelan la naturaleza multiple y la rica historia de esta tierra: la faraona (gallina de Guinea) con almendras y aceitunas que reconduce a la pasión por la caza de sus señores del siglo XVI , los bocados de cordero con ciruela, asimilado de la comunidad judía, la típica salama da sugo (salchicha de carne de cerdo típica de la provincia de Ferrara) acompañada del infaltable puré de papas, las anchoas scottadito que pueden parecer fuera de lugar solo a quien no tiene en cuenta la geografía de una provincia cerrada hacia el este de la zona de Comacchio y de la Sacca di Goro, habitat ideal de numerosas especies icticolas.
Para quien llega a los postres, todos obviamente hechos en casa, no hay mejor premio que la torta tenerina, delicia local de chocolate, mantequilla y huevo.
Sentarse a la mesa de la Osteria del Ghetto significa iniciar un viaje a través del alma de la cultura gastronómica de Ferrara guiados en los momentos de incertidumbre por la presencia discreta pero atenta de la señora Laura, que no vende productos mas traduce sabores para el paladar de huéspedes curiosos que a menudo desconocen cuanto pueda ser particular el sabor de algunos platos local.
Para disfrutar plenamente de la generosidad de los lugares solo hay que aventurarse todos los dias excepto los martes, a subir las escaleras de via Vittoria 26 Ferrara
12 – 14.30 y 19.30 – 22.30 horas llame al 0039 0532 764936
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